"Digamos que sí. Nos encerramos un fin de semana, al principio solos los dos y un ingeniero asistente, después invitamos a amigos para grabar entre más músicos. Yo terminé enloquecido, rompiendo una valiosa Fender porque hacía ruido, ya teníamos unas doce canciones, y versiones grabadas e invitamos a Pappo a escuchar… Creo que también dejó un gran solo de blues grabado. Ya había “grabado” discos enteros en una sola jornada de 24 horas, pero en otro ámbito más doméstico, sobre almohadones…"